El colapso se produjo un día de lluvia persistente. Se pueden apreciar gran cantidad de maceteros de un tamaño considerable en el extremo del voladizo.
El balcón daba a un patio interior en el que una guardería tenía el patio de recreo de los niños, que por suerte estaba cerrada a esas horas.
Cuando nos acercamos vemos que se trata de un forjado cerámico. El recubrimiento se ha "escapado" del armado y de nada ha valido la adherencia (bastante limitada por el estado de oxidación del mismo).
Por otro lado, la pendiente de este balcón va en sentido contrario al resto de compatriotas, teniendo el grueso mayor en el extremo del voladizo.
El sumatorio de los elementos descritos ha dado como resultado un accidente en el que, por suerte, no se han producido daños personales, pero que debería hace reflexionar sobre la necesidad de realizar algún tipo de cata o ensayo, que avale la inspección visual habitual en la mayoría de ITES, y más cuando estén presentes estos elementos tan sensibles a la oxidación-corrosión y a sobre cargas excesivas.
